Cada uno de nosotros está intentando hacer de su vida un fruto, el fruto que es cada hombre y que calma su hambre y su sed, o quizás la de su familia, la de sus hijos o amigos. El fruto que dé cuenta de su paso y aporte por la Tierra. Esta historia narra lo difícil que puede llegar a ser, lo triste que resulta por momentos, pero también habla de la dicha verdadera y fugaz o de la eterna felicidad que cada uno quiere alcanzar. Narra el tránsito infinito entre el desamor y el amor.

Acá sabremos de lo que cada ser humano hace para ser quien es y relata muy emotivamente los momentos en que la guerra interior y las guerras del mundo nos menoscaban hasta casi desfallecer o también esos momentos en que un insignificante triunfo nos nubla y nos sentimos con el derecho a reducir a la miseria o servidumbre la vida y los sueños de un otro.
Esta historia habla de viajes y lugares en que creemos se encuentra lo que creemos estar buscando, hacia lo cual corremos y que desesperadamente por el contrario nos busca e incluso nos arrastra hacia nosotros mismos sin que nos demos cuenta.

También están aquí los misteriosos lugares en que vemos cara a cara como en un espejo, el mensaje que tenemos dentro para nosotros mismos y se nos revela y no siempre sabremos entenderlo.